Las personas realizan actividad física bajo una gran variedad de condiciones ambientales como la temperatura, la humedad, la exposición al sol y el viento.
El ejercicio puede inducir a elevaciones significativas en la temperatura corporal y éstas provocan respuestas de pérdida de calor, como los son el aumento del flujo sanguíneo a la piel y aumento de la sudoración. El sudor es la principal forma de pérdida de calor durante el ejercicio en climas cálidos; por lo tanto, las pérdidas de sudor pueden ser significativas. Además de contener agua, el sudor contiene electrolitos que se pierden que deben reponerse adecuadamente, ya que pueden desarrollarse desequilibrios de agua y electrolitos, es decir deshidratación e hiponatremia y tener un resultado negativo en el rendimiento deportivo y seguramente en la salud de las personas.
Puedes controlar tu estado de hidratación por medio de mediciones sencillas de orina y peso corporal.
Para que puedas establecer pesos corporales de referencia que representen niveles “normales” de agua en el cuerpo, puedes medir el peso corporal cada mañana durante varios días. Los cambios en el peso pueden ser producto de las pérdidas por sudoración durante el ejercicio y se pueden utilizar para calcular las necesidades individuales de reposición de líquidos según el ejercicio que realices y las condiciones ambientales donde estés.
